lunes, 20 de noviembre de 2006

Animales de compañía: la pulga


No soy un gran amante del mundo animal. Ellos me respetan y yo mantengo mi escoba a una prudencial distancia de sus peludos cuerpos. Pocas experiencias positivas he tenido con la fauna urbana que puebla nuestras ciudades; perros, gatos, palomas, ratas, escarabajos, taxistas y gente con uniforme siempre me han resultado igual de molestos.
Aunque reconozco una breve etapa de flirteo con el mundo gatuno, de la cual saqué dos importantes conclusiones: 1.- El gato siempre te puede servir como una utilísima mopa para limpiar el suelo de los pisos. 2.- El gato, a pesar de su aparente limpieza, contiene más bichos en su ser, concretamente pulgas y demás parásitos ( y no me refiero a jóvenes de 30 años sin piso y con trabajos precarios) que los que pueda pillar una ballena gris navegando otros 30 años por el Atlántico Norte.
Pues bien, la semana pasada tuve la desgracia de contemplar como a una compañera de trabajo le habían picado unas pulgas salvajes que habían llenado su femenina pierna, de los tobillos a la rodilla, con unas ronchas rojas realmente repulsivas. Me supo muy mal por ella pues tuvo que ir al médico preocupada por su estado y sus picores. Sin darle ninguna importancia el doctor le dijo: Ah! Son picaduras de pulgas, no se preocupe! póngase esta pomada y se le curarán. De inmediato sacó la conclusión que mi compañera de oficina trabajaba en una ámbito laboral donde había animales. Ella le explicó que no, que trabaja en una oficina en pleno centro financiero de Barcelona y que las pulgas le habían picado en la oficina. Cuando llegó al curro rápidamente se extendió el bulo entre los sufridos trabajadores de que una plaga de pulgas estaba atancando el mismo corazón de la empresa, sin duda, envíada por malignos emisarios de la competencia. Los picores y espamos musculares entre mis compañeros y compañeras empezaron a producirse al instante y una histeria colectiva se apoderó de 30 seres humanos provocada por un animal que mide menos de un milímetro y pesa nanogramos... Unos cuantos valientes actuaron rápidamente; se pusieron manos a la obra y decidieron que una fumigación de urgencia eliminaría el problema de raíz. Otros, todavía más valientes (entre los que me incluyo), se fueron al bar a pasar el resto de la jornada laboral reflexionando sobre una estrategia de ataque más eficaz...
La sorpresa ha sido cuando esta mañana, al entrar en la oficina, un montón de animalitos tan urbanos como nosotros, con el mismo derecho a vivir que nosotros y con la misma mala hostia que nosotros, corrían histéricos y asustados por los pasillos y despachos, ya que, nosotros, los animales superiores, los seres racionales, la máxima expresión de la naturaleza habíamos echado a esos inofensivos bichos de su ecosistema y ellos, sabiamente, habían decidido ocupar el nuestro hasta nuevo aviso...


Así que seguiré rascándome... Hasta el infinito y más allá...

6 comentarios:

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...

de acuerdo

Anónimo dijo...

Mmm a parte de la psicosis que provocó aquel minúsculo ser en todos los que estabamos por allí presentes, especialmente cerca de la afectada, (ni te cuento como se la miraban ciertos elementos a la pobre, casi casi intentando no rozarla por si se pegaba... [supongo que la pulga porque otra cosa??...])... Para mi, que por la noche en vez de ovejitas contaba pulgas mientras me frotaba entre las sábanas, lo peor fue la fumigación... totalmente y absolutamente realizada en secreto y que fue visible por los cuerpos que tal como dices empezaron a aflorar una soleada mañana de lunes... lo más misterioso y preocupante fue que durante tres días iban apareciendo nuevos bichos sin vida por todos los rincones... Si les afectó a ellos de esta forma que durante tres días murieron tristemente por ese magnífico perfume fumigal... como nos debía afectar en nosotros???? ;) En fin dejó de hablar del tema que ya empiezo a rascarme otra vez!!

Quoèlet dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Quoèlet dijo...

Bienvenida a este humilde foro de filosofía postnuclear Haruka san!!!

Ah! ahora entiendo estás extrañas membranas en forma de ancas de rana que están saliedo entre mis dedos. Pero para los graznidos que me salen en mitad de cualquier conversación sigo sin tener una explicación convincente.
Juer, pica...

Anónimo dijo...

Bueno si sólo te salen membranas en los dedos aún tienes suerte... no me hagas contarte las transformaciones que empiezan a operarse en mi...
lo de los graznidos tiene difícil arreglo...aunque hay muchos/as que quizás los encuentren encantadores!
Este picor nos acompañará por los siglos de los siglos, habrá que aceptarlo!