martes, 27 de marzo de 2007

Problemas de adicción: Prison Break


Michael Scofield es un tipo listo. Un tipo inteligente, duro, guapete, frío, calculador, y con buen corazón que intenta por todos los medios sacar de prisión al cafre de su hermano por un crimen que no cometió. En definitiva, alguien que os tendría que recordar al cachondo de Quoèlet. Porque ya sabéis, las afinidades entre uno y otro son más que evidentes...

Como diría Goethe, entre estas afinidades electivas me encuentro a día de hoy. Cansado de participar en estériles debates sobre la dialéctica etnológica entre estructuralistas e indeterministas en la Hungría de finales del XIX, mi elección de ocio en estas últimas dos semanas ha sido pegarme un atracón de capítulos de esta estupenda serie norteamericana que emiten en la sexta con un doblaje que te da arcadas (lo mismo le pasa a la versión inglesa de The Office que dieron en Cuatro), pero que, gracias a ese invento llamado deuvedé que cambió nuestras vidas, puedo disfrutar en la intimidad de mi onanismo visual.

Prison Break es una de esas series que te hacen mantener en tensión los 50 minutos de cada capítulo. Bastante mejor que 24, sin esos toques fascistoides con que nos obsequia Jack Bauer, y casi tan buena como Lost, la serie es un espectáculo de ingenio apasionante. Personajes bien elaborados, tramas que no rechinan, giros inesperados que tanto gustan a los guionistas y torturan a los espectadores, los imprescindibles golpes de azar, y la presencia siempre inquietante de ese ecosistema llamado cárcel, pesadilla para cualquiera de nuestras mentes pequeño burguesas y en el que Darwin campa a sus anchas, hacen que el drama tenga una atmósfera perfecta para que se me hagan las 4 de la madrugada y todavía dude si enchufarme otra dosis más antes de cerrar los ojos.

Únicamente me queda recomendárosla a los que os guste este tipo de entretenimentos hechos con grandes dosis de testosterona, un montón de millones de dólares (por eso salen tan bien) y un puñado de buenos actores y escritores que saben hacernos disfrutar ejerciendo su arte.

Y como soy una persona con un gran fair play, aquí tenéis una parodia que he encontrado por la internete que me ha hecho hacer unos jájas...

lunes, 19 de marzo de 2007

Historias del Raval primera parte: El niño del butano


El valiente humanoide J retozaba feliz en la cama junto a la bella ninfa E en una luminosa tarde de marzo. Todo parecía indicar que la tarde derivaría en una sudorosa experiencia de intercambio de fórmulas y disquisiciones intelectuales de alto voltaje entre el primate macho y la primate hembra. El revoltillo de sábanas ya empezaba a mostrar todos los síntomas propios del calentamiento global motivado por la inteligente conversación de esos dos cráneos privilegiados cuando de pronto oyeron un estruendo que provenía del exterior:

- Ay, ay, ay! Policía! Policía! Aquí! Aquí!

Gritos, llantos, alaridos, mugidos provienen de la calle. Sin saber qué pasa exactamente, la pareja detiene sus actividades intelectuales y afinan sus oídos para escuchar qué sucede:

- Policía! Que acaban de tirar una bombona de butano por el balcoooón!!!

Los dos héroes urbanos se quedan quietos en el lecho esperando que el devenir de los acontecimientos vuelva a su estado inicial. Mientrastanto, el rumor de la calle continuaba incesante:

- Niño! Niño! Métete pa dentro! cuidado! Ayyyy!!
- ¿Pero se va a tirar? ¿Se va a tirar?
- Ata jamalaSán!! Ata jamalaSán!!
- Jodeeeer!!

En ese momento: "Din-Dong!" J sale disparado de la cama en dirección a la puerta con la única protección corporal que su masculina piel. Instantes antes, en una profunda reflexión que casi acaba con el 95 por ciento de su masa encefálica, piensa: "me pongo la bata".

- Buenas tardes señor.
- Buenas tardes honorable policía, ¿sucede algo? - dice con voz temblorosa intentando aparentar un control absoluto de la situación
- Verá, acaban de tirar un bombona de butano a la vía pública desde el balcón contiguo al de usted, y mi compañero y yo nos preguntábamos si podríamos acceder al susodicho piso por su balcón, ya que el perturbado que ha ocasionado tales desperfectos se niega a abrir la puerta a las fuerzas del orden.
- Ah!!! Ningún problema! Pasen, pasen, síganme, yo les acompaño - dijo peinando con su mano la escarola de pelos que tenía en la cabeza.

Los agentes se dirigen hacía allí y deciden no intentar un salto imposible de balcón a balcón. No por la distacia, sino por la cantidad de mierda que acumula en tan poco espacio el balcón del que provienen los proyectiles. Los polis se miran entre ellos con cara de resignación, diciendo, "Tendremos que llamar a los bomberos" En ese momento, J piensa una posible solución al conflicto que sin duda lo elevaría a la categoría del Héroe Nacional del Raval, " ¿Y si apoyamos mi escalera de mano entre las dos barandillas y gateáis sobre ella?" Antes de articular la primera sílaba descarta la idea...

- Pues nada, muchas gracias por su colaboración.
- ¿Pero, qué ha pasado exactamente? - musitó J
- Han dejado solo a un chico deficiente mental en la casa de al lado y parece que ha entrado en un alocado éxtasis destructor lanzando todo tipo de objetos a la calle. Tendrán que venir los bomberos para que podamos intervenir. ¿Por casualidad tiene algún teléfono de contacto de sus vecinos?
- No, no tengo ningún número, pero una duda me acecha agente, ¿hemos de desalojar el edificio?- preguntó con decisión - Es que tendría que vestirme y tal...
- No, no hará falta. Contestó el joven poli con cara de alucinado.
- Vale, pues si necesitan algo más ya saben, aquí estoy, ¡ojo avizor!

J se retiró emocionado para explicar todo lo acontecido a su compañera de experimentos científicos. Salieron al balcón y observaron como toda una horda de vecinos arravaleros, jóvenes con monopatines y guiris todavía sin tostar se amontonaban en la esquina de la calle que había sido acordonada. Algunos flashes se disparaban entre la muchedumbre y al joven J se le pasó por la cabeza saludar a sus conciudadanos con ese admirable gesto con la mano que sólo los Soberanos y los Papas saben realmente hacer... Miró hacía el otro lado y vio al pobre chico con la mirada totalmente perdida, soltando unas extrañas risas que no le hicieron ninguna gracia: "Este tío está fatal" comentó a E. "Anda, sal de ahí y métete para dentro" le contestó E con sensateza.
Poco después aparecieron tres bomberos en extrañas tandas de uno:

- Bombero 1: Hola, ¿puedo pasar?
- Sí, adelante - mientras se apretaba el nudo del albornoz.
- Bombero 2: ¿Puedo pasar?
- Sí, claro
- Bombero 3: ¿Puedo pasar?
- Sí. Oigan, ¿va a venir el alcalde? ¿Dejo la puerta abierta?

Finalmente, los bomberos reventaron la puerta, la policía entró en el piso y los servicios sociales se llevaron al chico para que se tranquilizase. Los señores del fuego saltaron con sus cascos de grillo y sus botas de Herman Monster al balcón de al lado para cerrar por dentro la puerta del primero segunda. Se despidieron del sufrido ciudadano J agradeciendo su colaboración y comentándole que tuviera en cuenta que las plantas que tenía no sólo vivían del aire y que a ser posible, la próxima vez que viniesen, intentase retirar los pantalones, camisetas, sujetadores, calzoncillos, bragas y botellas de ron que tenía desperdigados por el comedor, que esa no era manera de recibir a las visitas...

Y cuando se fueron J volvió con E y le explicó que se sentía un buen ciudadano.
Y cuando se fueron J y E se fumaron un cigarro hablando.
Y cuando se fueron J y E se amaron...

lunes, 5 de marzo de 2007

Los temas del milenio



Vale, me habéis pillado... No puedo esconder que de música sé tanto como de cálculo vectorial, pero eso no quita que tenga un criterio. Y que este criterio sea patrón, modelo y canon del buen gusto que caracteriza todas mis elecciones, y de lo que es mejor, de la buena música.

Como en esta vida no todo es destripar pelis y ver porno en la internete, y como todavía llevamos pocos años de esta nueva centuria, estoy totalmente a tiempo para presentaros una maja y personal selección de las que para mí han sido las mejores canciones en lo que llevamos del siglo XXI. Para entendernos, lo que popularmente conocemos por un "¡¡¡Vaya temazo, colegaaaa!!!" (cocainómanos abstenerse).
Estos cinco temas que os selecciono son cojonudos, me erizan los pelitos, me hacen vibrar, me ponen de buen rollo, me emocionan e incluso con un par de copas en el cuerpo, hacen sentirme como si fuera el protagonista de un video clip caminando por el wild side de mi city...

Aquí tenéis el inimitable Quoèlet music top five:

1.- Out Kast. Hey ya! (2003)
Una auténtica explosión de optimismo y buen rollo genera esta canción. Cualquier depresión desaparece con los primeros 10 segundos de esta grandiosa melodía. Mezcla de funky, hip-hop y pop tiene un videoclip divertídisimo que nos han dejado sus majestades de Out Kast para toda la eternidad.

2.- The white stripes. Seven nation army. ¡¡Auténtico temazo rockanrolero!! Una de esas canciones que te dan ganas de ¡¡¡F_ _ _ _ R!!! Si señor, hacer todas las cochinadas que te pasen por la cabeza al ritmo de ese rif de guitarra totalmente hipnótico. Tremenda canción para entrar en éxtasis junto a alguna señorita con muchas curvas...

3.- Franz Ferdinand, Take me out ¡More rock and roll! Tema ya clásico del rock alternativo contemporéneo con un sonido de guitarras puro y pegadizo que te hace tararear hasta el infinito ese I say don't you know, you say you don't know
I say... Take me out!

4.- Antonio Vega, Lucha de Gigantes. Vale, vale, ya sé que es una canción de 1987, jeje... Pero yo la descubrí en la banda sonora de Amores Perros, película del año 2000, por lo tanto ¡aceptamos barco! No, la verdadera causa es que quería poner algún tema ibérico y el panorama es tan lamentable que me tengo que remontar a un clásico de los 80. Excelente la versión con Shawarma de los Elefantes en un auténtico duelo salvaje! Uhhhh!!!

5.- Y para que veais que también tengo mi corazoncito, una pedazo balada de la italiana Carla Bruni, Quelq’un m’a dit . Dulce, lánguida, acaramelada... Alguien me puede responder a esta pregunta sin respuesta que me planteo cada vez que oigo la cancioncita y es que ¿porqué la voz de esta mujer es la que siempre he soñado que me despierte cada mañana? Ahhh, misterios del francés...

Mención especial al buen neopunk imberbe de los Kaiser Chiefs con su Every day I love you less and less, los ritmos londinenses de Keane en su Is it any wonder?, a Moby por ser bueno y vanguardista de pelotas y por meter más canciones que Beethoven en spots de la tele, y a todo el disco de los Red Hot Chili Peppers Californication, por ser uno de los mejores álbunes de la década del doble 00, donde todas las canciones son magníficas

Sí amigos, esos son mis cinco grandes temas en lo que llevamos de siglo. Para ser justo con los acordes hay que reconocer que todavía no ha salido ningún Mozart, ningún Elvis, ni tan siquiera ningún Sex Pistols que revolucionen un poco el panorama musical, pero estoy seguro que los genios están al acecho en cualquier esquina, gateando por los pasillos de sus casas o jugando con el guitar hero. Tiempo al tiempo. ¿Cuáles son para vosotros las canciones del milenio?