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Una vez más me adentro en el sórdido mundo de la creatividad humana.
Lo hago por vosotros. Por el bien de los niños y niñas de hoy en día, y sobretodo, por el buen ver de las mujeres del mañana... Futuras generaciones inocentes a las que tengo el deber moral de advertir sobre los peligros que azotan nuestro porvenir como especie en este enajenado mundo perruno.
Mi profundo respeto por el buen gusto, las regias costumbres y la música de Camela hacen que mi sensible percepción social no digiera determinados hábitos de la conducta homínida que agreden diariamente a mis sentidos.
Porque os advierto, hemos de encontrar una pronta solución antes de que todo esto nos coma. No podemos seguir viviendo de espaldas a la realidad. En un asunto de esta envergadura no hay término medio. Ya os advertí hace unos meses: o las plagas, o nosotros. Vosotros decidís...
- Los jod**os imanes en forma de supositorio.
¿Los habéis visto? Tienen forma ovalada o redonda, y van de dos en dos. ¿En serio que tirar estas piedras al aire setecientas ochenta y seis veces al día es la rehostia de divertido? ¿Y oír el tintineo de su roce es un placer próximo al orgasmo? ¿Habéis probado con el viejo pero efectivo plástico de bolas para embalar? ¿Y leer a Luis Racionero, quizás?
- La nueva costumbre de poner nombres de origen vasco a personas nacidas en Matadepera o Almendralejo.
¿Se os ha pasado por la cabeza que no queda muy bien llamar a ese tierno garbancillo/a Zígor López Castaño, Íker Capdevila i Morató o Naroa Pérez Sánchez? Todos estos nombres quedan bien con apellidos del tipo Agirre, Zenarruzabeitia, Rekarte etc. Aguerridos y contundentes. Cargados de fonemas fricativos. Pero no a vosotros, hombre, no a vosotros...
- El nuevo arte del siglo XXI: El aerógrafo.
Este verano, haciendo trabajo de campo por la costa Mediterránea, me he encontrado numerosas muestras de lo que los nazis llamaban "arte degenerado". Y no tiene nada que ver con Kandinsky, ni con Munch, ni con Carlos Saura... Se trata de esos ¿cuadros? que hace un tío con aerosoles en pleno paseo marítimo, ataviado con una máscara antigás, y que, probablemente, hace una semana estaba pintando un vagón de metro en Cornellà Centre. Os aseguro que estos cuadros tóxicos se venden como churros a un precio nada despreciable. Egipto, el Cosmos, Pamela Anderson o los tres conceptos al mismo tiempo acostumbra a ser la iconografía más solícita. El resultado artístico podríamos equipararlo al de la poesía en las letras de Enrique Iglesias...
- El agua de las duchas.
Vamos a ver, colegas fabricantes de grifería, calentadores i la mare que els va pa**r... ¿Es realmente necesario que, cuando te estás pegando una apetecible e incluso necesaria ducha, por el grifo salga una vez fuego y otra vez témpanos de hielo? Ya pueden ser casas particulares, hoteles de mil estrellas o el palacio de Buckingham. ¿Por qué lejos del hogar nunca me puedo pegar una ducha en condiciones sin haber estudiado en profundidad el sistema de tuberías, regatas, instalación del gas y los refugios nucleares en caso de ataque atómico? ¿Tan difícil es abrir el grifo en el medio y que el agua sea el líquido elemento y no vapor o cubitos? Si ya lo decía Aristóteles hacen 2300 años: el término medio Alejandro, el término medio...
- Y por último la mayor plaga. Inadmisible a todas luces, y a la que los habitantes de este rincón de Europa tenemos que hacer frente día a día:
¿Por qué cualquier extranjero del gueto más perdido, de la ciudad más recóndita de Europa tiene un nivel de inglés ochenta veces superior al mío? ¿Alguien me lo puede explicar? ¿Qué le digo yo a mis padres de toda la pasta que se han gastado en academias y cursillos? ¿Y lo de comprarme un ordenador para aprender inglés?. Sólo me queda imitar al insigne doctor Fronkonstin y admitir que, "¡NO QUIERO VIVIR, NO QUIERO VIVIIIIIRRR!!!
Espero que aportéis vuestras repulsiones diversas que serán escuchadas y jaleadas con todos los honores... Eso sí, que nadie me diga que lee libros de Penguin con asiduidad porque habrá perdido un amigo.